Buscar la paz personal pasa por comprender que no somos el ombligo de nada. No podemos pensar que todos deben interpretar las cosas de la misma forma y tal como nosotros queremos que se descifren. Es imprescindible comprender esta premisa para poder poner un poco de paz en el ajetreado mar de nuestras inquietudes. Debemos entender que nuestras interpretaciones no son exclusivas y que otras personas pueden funcionar a partir de puntos de vista diferentes al nuestro. El dominio, que creemos tener, del mundo que nos rodea, en numerosas ocasiones, por medio de contradicciones y desconciertos, nos recuerda que no es tan grande y absoluto como nos puede parecer. No podemos llenar de serenidad nuestra vida si pensamos que, siempre, el problema es de la otra persona.
Otorgarse la razón absoluta no es el camino más adecuado para favorecer la tranquilidad personal.
Otorgarse la razón absoluta no es el camino más adecuado para favorecer la tranquilidad personal.
El Argonauta Enmascarado.
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