El tiempo nos devora las inquietudes sin dejarnos el suficiente espacio para poder realizar todo aquello que sentimos como una necesidad esencial. Cada vez que vamos avanzando nuestra existencia en el calendario, presentimos que tenemos menos tiempo que perder. Queremos, con mayor urgencia, hacer de nuestra vida algo que nos proporcione la satisfacción de no sentir que desperdiciamos el tiempo. Y también precisamos percibir con la máxima intensidad posible todo lo que el presente nos proporciona.
Una vez alcanzada la cima, la rapidez de la bajada concede menos oportunidades para desperdiciar el tiempo.
Una vez alcanzada la cima, la rapidez de la bajada concede menos oportunidades para desperdiciar el tiempo.
El Argonauta Enmascarado.
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