A menudo nos obcecamos en que las cosas sean tal como nosotros queremos e intentamos jugar una partida desproporcionada con el destino, pensando que tenemos un poker de ases donde no hay más que cartas que no ligan. El resultado es, sin duda, una sensación de infelicidad y malestar anímico que nos quema por dentro.
Esa fuerza desconocida que actúa de forma inevitable sobre las personas y los acontecimientos, nunca debe ser cuestionada, pues la misma duda o disputa no es más que el producto, también, del propio sino.
Siempre me he preguntado: ¿Ir contra el destino es una consecuencia del azar? O… realmente, ¿podemos luchar contra él?
Esa fuerza desconocida que actúa de forma inevitable sobre las personas y los acontecimientos, nunca debe ser cuestionada, pues la misma duda o disputa no es más que el producto, también, del propio sino.
Siempre me he preguntado: ¿Ir contra el destino es una consecuencia del azar? O… realmente, ¿podemos luchar contra él?
El Argonauta Enmascarado.
Nota aclaratoria.- Cuando me refiero a fuerza desconocida, en ningún momento me estoy refiriendo a la fuerza divina. Se debe entender como: fuerza desconocida= destino (Cósmico). Es como cuestionar si el electrón puede desviarse de la órbita predeterminada o algo así.
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