La inclinación de nuestro ánimo hace que demos respuestas en función de lo que pensamos, sentimos y manifestamos. Conducta, emociones y conocimiento son elementos, pues, imprescindibles para poder proclamar la disposición de nuestras intenciones y voluntades.
Hay veces que los tres elementos entran en contradicción por no pensar, sentir y actuar siguiendo criterios similares. El componente cognitivo difiere del conductual.
Así, creo, provocamos esos conflictos internos que, en numerosas ocasiones padecemos, y que siembran de inquietud y malestar nuestra conciencia.
La coherencia, a la hora de manifestar nuestro talante, viene definida por la perfecta correspondencia de nuestro componente cognitivo y conductual.
Hay veces que los tres elementos entran en contradicción por no pensar, sentir y actuar siguiendo criterios similares. El componente cognitivo difiere del conductual.
Así, creo, provocamos esos conflictos internos que, en numerosas ocasiones padecemos, y que siembran de inquietud y malestar nuestra conciencia.
La coherencia, a la hora de manifestar nuestro talante, viene definida por la perfecta correspondencia de nuestro componente cognitivo y conductual.
El Argonauta Enmascarado.
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