Los timbales redoblan inquietantes. La intriga y curiosidad inundan la alcoba interior de nuestras sensaciones. No es posible la marcha atrás y es difícil describir la agridulce angustia que provoca la espera ante el desenlace. El tiempo, que en otras circunstancias pasa casi inapreciable y sin el recuerdo consciente de su latir, es ahora un persistente y machacón actor capaz de hacernos percibir su eterno transcurrir, bajo los permanentes "tic-tacs" de su regular y simbólico pendular. Así pocos segundos son ahora eternidades que provocan una desmesurada expectación.
Los nuevos escenarios vitales siempre alzan su telón bajo la agitación y nerviosismo que provoca lo desconocido.
Los nuevos escenarios vitales siempre alzan su telón bajo la agitación y nerviosismo que provoca lo desconocido.
El Argonauta Enmascarado.
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