Mientras quede un ápice de aliento, es fundamental luchar por aquello que, ideológicamente, alimenta nuestra existencia.
Hay que seguir denunciando tantas y tantas cosas, que hacen de este espacio habitado un lugar manipulado por unos pocos y soportado por unos muchos.
En el espíritu combativo de la sociedad civil está la única fuerza capaz de cambiar la dinámica de esta forma de pasear nuestra existencia.
Los adoctrinamientos camuflados en bienaventuranzas éticas y morales, así como la fe incondicional frente a mágicos personajes capaces de atenazar con sus garras la justificada debilidad de todo aquel temeroso de lo incomprensible y misterioso, prometiendo paraísos, eternidades, etc., nos deja en una situación desfavorable frente a aquellos pocos que pretenden seguir dominando y manipulando los hilos que mueven los resortes de ese mundo fabricado para sustentar sus propios intereses.
Sin misteriosos e interesados argumentos, todos tenemos el mismo derecho a disfrutar y gestionar nuestro espacio vital, desde los postulados de la tolerancia, igualdad y solidaridad.
En el espíritu combativo de la sociedad civil está la única fuerza capaz de cambiar la dinámica de esta forma de pasear nuestra existencia.
Los adoctrinamientos camuflados en bienaventuranzas éticas y morales, así como la fe incondicional frente a mágicos personajes capaces de atenazar con sus garras la justificada debilidad de todo aquel temeroso de lo incomprensible y misterioso, prometiendo paraísos, eternidades, etc., nos deja en una situación desfavorable frente a aquellos pocos que pretenden seguir dominando y manipulando los hilos que mueven los resortes de ese mundo fabricado para sustentar sus propios intereses.
Sin misteriosos e interesados argumentos, todos tenemos el mismo derecho a disfrutar y gestionar nuestro espacio vital, desde los postulados de la tolerancia, igualdad y solidaridad.
El Argonauta Enmascarado.
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