Las ideas moran organizadas en nuestro espacio mental, realizando constructos que tienen su sustento en el mágico cosmos de la fantasía, elaborado bajo los aromáticos efluvios de la espontaneidad. También ocurre que, de forma natural, surgen –las mencionadas representaciones- a partir de las propias leyes naturales. Es una forma de experimentar la realidad, tomando en consideración nuestras creencias sobre la permanencia de las cosas. Y bañando, esa creencia, en las aguas de la causalidad.
Así, por lo menos, lo entendía el filósofo y pensador David Hume.
La imaginación es el motor que alimenta nuestro potencial creador.
Así, por lo menos, lo entendía el filósofo y pensador David Hume.
La imaginación es el motor que alimenta nuestro potencial creador.
El Argonauta Enmascarado.
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