Un paseo, nuevamente, por el mundo de tus sentimientos para encontrarme, lanzado en el asfalto, un cajón abarrotado de dudas y mutismos que no consigo interpretar. Entre la oscuridad solo distingo, desde la turbia nitidez, el granítico ruido de tu desconsuelo y pesar. Es un recorrido lleno de negros silencios, repletos de menosprecio, que reflejan la fatal insinuación de tu frialdad.
Beberé el cáliz de tu condena. Llenaré, de plácidas caricias, el espacio de tu perdón. Pero… no me dejes con esta lívida angustia persistente.
Pocas cosas producen tanta zozobra y tormento como ser carne de cañón del desdén y la indiferencia provocados por los incomprendidos silencios.
Beberé el cáliz de tu condena. Llenaré, de plácidas caricias, el espacio de tu perdón. Pero… no me dejes con esta lívida angustia persistente.
Pocas cosas producen tanta zozobra y tormento como ser carne de cañón del desdén y la indiferencia provocados por los incomprendidos silencios.
El Argonauta Enmascarado.
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