
La ausencia absoluta de sonido es un afán en nuestro interior. Una relativizada quimera. Pero las caras del sonido son numerosas. Muchos empeños encuentran su plenitud gracias al silencio.
El silencio, pues, puede tener forma de soledad, de oscuridad, de musicalidad, de fatalidad, de intencionalidad, de vacío, de liberación, de quietud,…
E incluso en el mundo elegiaco, los silencios tienen perfiles.
Fotografía (fragmento): Cristina Maldonado.
El Argonauta Enmascarado.
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