Cabalga el destino por una amalgama de circunstancias, imprevisibles e inevitables, escondidas reiterada y deliberadamente en un espontáneo cruce de caminos que continuamente cuestionan nuestra suerte, abocándonos a la vacilante elección que viene incitada por la experiencia acumulada de antiguos dilemas que, poco a poco, van delimitando el poso del azar y que facilitan la ventaja del anhelado acierto frente al decepcionante fracaso del error.
La experiencia nos hace más intuitivos frente a las encrucijadas de la existencia.
El Argonauta Enmascarado.
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