Los tentáculos de la dimensión temporal nos tienen atrapados de forma tal que es inevitable no hacer uso del recuerdo como recurso capaz de procurarnos el placer de saborear los buenos momentos de nuestra existencia. El presente está en continuo movimiento, de manera que la percepción de la momentánea felicidad no puede sentirse de otra forma que por medio del recuerdo inmediato. La imagen móvil de la eternidad solamente alimenta nuestras sensaciones cuando su concepto se convierte en placentera evocación.
Por desgracia, nuestra retentiva también esta llena de sensaciones presentes que pasan desagradables y alejadas de eso que llamamos felicidad.
Saborear la parte positiva de este mecanismo es, pienso, la mejor manera de comprender y disfrutar el sentido de nuestra existencia.
Vivir el presente no es más que saborear las sensaciones positivas de la vida mediante ese “recuerdo inmediato”.
El presente es una falsa ilusión del continuo deambular del tiempo.
Por desgracia, nuestra retentiva también esta llena de sensaciones presentes que pasan desagradables y alejadas de eso que llamamos felicidad.
Saborear la parte positiva de este mecanismo es, pienso, la mejor manera de comprender y disfrutar el sentido de nuestra existencia.
Vivir el presente no es más que saborear las sensaciones positivas de la vida mediante ese “recuerdo inmediato”.
El presente es una falsa ilusión del continuo deambular del tiempo.
El argonauta Enmascarado.
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