Todo está prendido de un dorado caduco que invita a recordar. Es época de despedias, de volver a cerrar el baúl de las noches de luna llena. El frío va tocando a la puerta y va sucumbiendo el estío. Del letargo, se levantan los dioses de los vientos y una cierta melancolía te inunda cuando intentas recordar la huella de la existencia.
La noche se alarga, el día se cubre de hoja seca y la luz de poniente extravía el radiante azul del cielo.
Es tiempo de otoño, tiempo de añoranzas y de anhelos por las futuras primaveras. Es una lección que, inevitablemente, aprendemos.
Es la rueda que gira inexorablemente.
Es tiempo de otoño...
"El Argonauta Enmascarado"
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