El haiku es un poema de origen japonés, singularmente breve (tres versos de 5-7-5 sílabas, por lo general), nacido al cobrar importancia la estrofa introductoria de un poema más largo, el tanka, que se improvisaba entre varios poetas. En la evolución que ha sufrido a lo largo de este siglo, su forma se ha visto afectada, aproximándose a un "haiku de verso libre", si bien hay discusiones entre los expertos sobre si el resultado puede seguir mereciendo tal nombre. En la forma original del haiku predominan los sintagmas nominales, y los verbos, cuando aparecen, suelen estar desposeídos de flexiones temporales y personales (cosa difícil de mantener en traducciones, aunque se preserve el predominio de los sustantivos). El haiku aspira a captar el momento, el aquí y ahora, de una forma tan radical que los límites entre el observador y lo observado, el sujeto y el objeto se disuelvan, para procurar, en sus mejores manifestaciones, una experiencia mística de no dualidad, de totalidad.
Viento otoñal.
Dentro del corazón,
montes y ríos.
-KIOSHI.
Yo que me voy,
y tú que te quedas,
son dos otoños.
-SHIKI.
Tres versos. Tres soplos de belleza, de misterio, de brevedad intensa. Condensar tanta sensación en tan poco espacio poético va mucho más allá de cualquier interpretación meramente literaria. Seguramente es el corazón quien fotografía el momento utilizando las emociones como instrumento de medida. Alguien definió el haiku como "la palabra más allá de la palabra". Cuan sutil puede ser el arte...
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